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Laporta continua pese a la moción

Laporta continua pese a la moción

Lo que comenzó como un ligero soplido en el cogote de Joan Laporta y su junta directiva se ha convertido en un vendaval que casi les derriba el rancho. El presidente del Barcelona, cabeza visible de un gobierno bajo sospecha, superó ayer el voto de censura, aunque perdió por nocáut técnico en el recuento de las urnas: 60,6 por ciento de 39.389 socios (el 39 por ciento del censo) le dijeron que no están de acuerdo con su gestión, y que preferirían que se convocaran elecciones. Aun cuando todos saben que Laporta acabará su mandato en 2010 y no podrá volver a presentarse. Hacían falta el 66,66 por ciento de los votos para que la junta se viera obligada a marcharse a casa.

El presidente, que en 2003 recibió más apoyo en las urnas de todos cuantos ganaron unas elecciones (54,7 por ciento de los votos emitidos), vivió un domingo aciago. Desde que acudió a votar, alrededor de las once y media de la mañana, Laporta supo que le esperaba una jornada desagradable. Los gritos de "¡fuera, fuera!", "¡mentiroso!" y "¡Laporta, dimisión!" lo acompañaron un buen trecho. Marc Ingla, uno de sus vicepresidentes, censuró en público la actitud de esos socios.

La otra cara de la moneda tenía dos rostros, los de Oriol Giralt, uno de los socios promotores de la moción de censura, y Sandro Rosell, aspirante a la presidencia en las próximas elecciones. Giralt sonreía ante la avalancha de público que acudió al Camp Nou, pese a la fecha y a las condiciones atmosféricas (unos 30 grados de máxima y 75 por ciento de humedad). Rosell también se mostraba feliz, rodeado de seguidores que le gritaban "Sandro, president!".

Las doce horas de votación dejaron unas cifras que ahora deben ser estudiadas por Laporta y sus compañeros, aunque no hace falta ir muy lejos en el análisis para entender que el socio quiere aire nuevo en la directiva. La inestabilidad presidirá cada paso de esta junta desde ahora.

Mensajes. Cerradas las urnas, desde la sala donde Laporta y los suyos aguardaban el resultado enseguida surgieron mensajes positivos. "Ochenta mil socios creyeron que no valía la pena venir a votar por esta moción", dijo el vicepresidente Ferran Soriano. Otro vice, Alfons Godall, se asomó para levantar los pulgares en dirección a la prensa. Algunos directivos incluso celebraron la derrota con aplausos y gritos que se colaron fuera del palco donde estaban.

La gran participación hizo que el escrutinio se alargase más de lo previsto, y no fue sino hasta pasada la medianoche cuando se conocieron las cifras oficiales. Sólo entonces los protagonistas desfilaron por la sala de prensa. "El voto de censura ha ganado abrumadoramente", anunció el presidente de la Mesa a las 00:16. Luego habló Oriol Giralt, el socio impulsor de la moción de censura: "No pediré la dimisión de la directiva, Hubo que esperar hasta casi medianoche para conocer el futuro de la directiva que preside Joan Laporta. En una votación masiva si se tiene en cuenta la fecha, la junta salvó los muebles en la moción de censura pero seguirá en sus cargos, aunque sometida ya a una permanente sospecha. está plenamente legitimada para seguir. Que hagan una lectura adecuada y tomen las decisiones oportunas". "Este voto de censura era necesario, no nos equivocamos en nada. Es un dato espectacular de asistencia, sobre todo teniendo en cuenta el día y el calor", señaló.

Laporta apareció a las 00:35 ante los medios de comunicación. Sonriente, el presidente agradeció a 'todos los barcelonistas' y anunció que él y sus compañeros de junta "acabaremos el mandato por coherencia y sentido de la responsabilidad, y porque estamos legitimados", aunque sienten "más que un toque de atención, un voto de castigo por los dos años últimos". "Trabajaremos para lograr la concordia barcelonista", prometió.

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